Ya en el escenario, había imágenes de la tableta, pero ésta físicamente no se veía por ninguna parte. Ante un nutrido grupo de espectadores – periodistas, empleados de Imaginarium e incluso algún padre con su hijo – uno de los animadores dijo sentirse ‘superdisgustado’ porque no encontraba a ‘SuperPaquito’ y sin él no podría haber ‘superpresentación’. Para ese momento, cada vez que se repetía el prefijo ‘super’ el grado de exasperación general daba un saltito más. Aunque quizá había gente que lo pasaba bien porque cuando se le preguntó al público con voz de Fofó “¿alguien ha encontrado a SuperPaquito?”, éste respondió “nooooo”.
“Supersusto”, “supersonreír”, “superaplauso” y llega Félix Tena, presidente Imaginarium S.A., que sale al estrado para introducir el evento. “Nos preguntábamos si la tecnología era buena o era mala”, señala en referencia a la decisión de fabricar una tableta. La respuesta a su duda fue que era buena. Alguien debió ofrecer argumentos convincentes a favor de la tecnología y es posible que estos argumentos estuvieran compuestos de números: el precio de SuperPaquito es de 299 euros. Pero eso sólo se sabrá unos cuantos ‘super’ más tarde, en el turno de preguntas.
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