Como decía el Doctor Ian Malcolm cuando aparecía el tiranosaurio rugiendo tras romper la valla electrificada desconectada: “odio tener siempre razón”. Y eso es lo que ha pasado cuando ayer Microsoft sacó a la luz los primeros detalles concretos de precio y características de su tableta profesional, la Microsoft Surface 8 Pro. La tableta que sí lleva el mismo Windows 8 que se instala en ordenadores y compatible al 100% con todo el software existente hasta ahora.
No en pocos lugares he comentado: esta tableta es un portátil disfrazado de tableta y será muy cara porque será parecida a un Macbook Air pero en formato tableta. Es tan parecida ¡que la iguala en precio!. La nueva tableta Surface 8 Pro con 64Gb de memoria flash (46Gb si descontamos lo que ocupa el sistema y Office 2013 pre-instalado) tendrá un precio de 899$ y vendrá sin funda de teclado, por lo que deberemos abonar otros 100-120$. ¿Y cuánto cuesta un MacBook Air con pantalla de 11’6″ (1’5″ más grande) de 64Gb de memoria flash con 52Gb de almacenamiento tras descontar el sistema operativo y la suite iLife? 999$.
Pero es que la cosa no acaba ahí. La tableta Windows 8 RT (la que sí es tableta y no es compatible con el Windows de escritorio, tal como expliqué hace poco) tiene un duración de batería que se acerca a las 8 horas de uso, vídeo o navegación inalámbrica. Microsoft ya ha dicho que la versión Pro no será así, y que calculan la mitad de duración que los modelos RT (unas 4 horas), con lo que estamos hablando de una tableta a precio de portátil, con duración de batería de un portátil… o sea… que no hablamos de una tableta sino de un ordenador disfrazado de tableta para intentar engañar al personal. Y pesando igual que un Air de Apple.
El modelo de 128Gb de memoria, también sin teclado, costará 999$ + 100-120$ de la funda teclado, con lo que sale a un precio igual al MacBook Air de 11’6″ con 128Gb. Si encima tenemos en cuenta que hay otros ultrabooks en el mercado (PC) que son similares en precio y características al Air de Apple, es fácil llegar a una conclusión. Cuando quiero un ordenador compro un ordenador, porque es lo que necesito. Una forma y concepto cómoda para trabajar multitud de horas, una buena pantalla de más de 11 pulgadas a una distancia prudencial y un teclado de verdad con su dispositivo puntero de ratón (trackpad de cristal en el caso del Air).
La tableta no sirve para trabajar, lo sabe cualquiera. Sirve para consumir contenidos y sí para un trabajo esporádico. Sirve para trabajo casual pero no continuado, por eso es otro producto. Se podría decir sin miedo a error que la tableta es el mejor medio para mostrar nuestro trabajo, una vez se ha hecho en ordenador. Pero Microsoft no quiere que eso sea así porque significaría admitir su fracaso en este mundo donde lleva más años que Apple intentando convencer al mercado de lo que es una tableta sin conseguirlo y de esta extraña forma a medio paso entre dos mundos, consigue intentar crear su propia (y errónea) identidad.
¿Realmente está usted dispuesto a pagar el precio de un MacBook Air por algo que no es ni tableta ni portátil, que está en mitad de ambas, y que (según mi opinión) tiene lo peor de ambos mundos? No hay por dónde cogerlo. Y además, ojo al dato: los test de rendimiento realizados han demostrado que las tabletas Surface (las RT, que son sobre las que se han hecho las pruebas) dan un rendimiento gráfico muy inferior a cualquier sistema Android. Si encima lo comparamos con iOS, para de contar.
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