martes, 4 de diciembre de 2012

Pantalla Samsung Galaxy Note 10.1



Dado el carácter Premium del Galaxy Note 10.1, no vamos a negar que nos sorprende que Samsung no haya querido poner un poco más de carne en el asador en este apartado, sobre todo habiendo tenido prácticamente medio año para terminar de perfeccionar sus atributos (y, por qué no decirlo, para echar un vistazo furtivo a lo que se estaba cociendo en el horno de la competencia). Es por ello que nos extraña que la unidad haya tenido que conformarse con un panel LCD de 10,1 pulgadas, con unos escuetísimos 1.280 x 800 píxeles de resolución y una densidad de 149,45 píxeles por pulgada, mientras el ASUS Transformer Infinity Pad luce una pantalla Full HD -1.920 x 1.080-, o el Nuevo iPad (2012) presume de los encantos de la Retina -2.048 x 1.536.

Es imposible además obviar que otros hermanos de la casa sí cuentan con galones extra como la tecnología AMOLED (el Galaxy Tab 7.7 o el terminal S III sin ir más lejos), por lo que nos pesa un poco más de lo normal que no salga demasiado bien parado al enfrentarse a la luz directa del sol ni al plantarle cara al objetivo de nuestra cámara -ni siquiera la ayudita de un filtro polarizador ha terminado de hacerle justicia frente al astro rey. Más allá de que la intensidad de su panel palidece notablemente en exteriores, los reflejos impiden que el dispositivo se muestre en todo su esplendor, limitando bastante sus ángulos de visión. Bien es cierto que no pretendemos ponernos a ver una película con toda la familia en un equipo de 10 pulgadas, pero no deja de ser preocupante que sus reflejos dificulten la visualización de contenidos cuando queremos mostrar algo a un par de amigos mientras estamos sentados en el sofá con las persianas levantadas.

Una pena que su pantalla -un punto clave en un dispositivo tan centrado en la creatividad-, haya tenido que pagar los platos rotos para poder ajustar los costes de producción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario