El XPS 10, como tantos otros modelos similares presentados durante la IFA, utiliza un procesador Snapdragon S4 dual core a 1,5 GHz en matrimonio con 2 GB de RAM, sumándose así a la horda de productos con Windows RT. Como indica su nombre, el tablet, que es en sí mismo el propio ordenador, integra una pantalla de 10 pulgadas (10,1 para ser exactos) con tecnología IPS, cuatro puntos táctiles y 1.366 x 768 píxeles de resolución. Posee dos cámaras de fotos: una frontal de 5 megapíxeles y una trasera de 2 megapíxeles.
Galería: Dell XPS 10, impresiones
La capacidad de almacenamiento será básicamente el único punto configurable, dándose a escoger con 32 ó 64 GB en forma de unidad SSD, aunque en EEUU se dará la posibilidad de configurarlo con un módem LTE en lugar del 3G convencional (también habrá versión WiFi). Todo ello queda contenido en un chasis de menos de 10 mm de grosor con 611 gramos de peso en su versión WiFi y 670 gramos con conexión de datos.
El teclado, siguiendo la tónica, será un elemento de tipo opcional. Dado que Dell plantea el XPS 10 como si fuera un tablet en primer lugar y luego un laptop si así lo desea el consumidor, el modelo base vendrá sin este práctico accesorio, que además sirve para duplicar la autonomía del equipo. Si en solitario el XPS 10 en configuración tablet ofrece aproximadamente 10 horas de autonomía (cifras oficiales, que siempre hay que recordarlo), al añadir la batería extra del teclado nos vamos ya a las 20 horas, que es una cifra muy respetable. También incorpora un puerto USB y una salida HDMI. La conexión con el tablet utiliza unos anclajes verdaderamente sólidos (al menos en el prototipo), y junto a la robustez general del equipo transmite una elevada sensación de calidad. Esto, en dinero, se llamará 569 euros, o 699 si añades el teclado al modelo base.
Dell no ha comunicado por ahora una fecha concreta de lanzamiento, aunque sabemos que estará a la venta "en algunos países" a partir de noviembre.
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